Después de un pequeño descanso en el blog, volvemos con un artículo de un magnífico coach Ovidio Peñalver, psicólogo y socio de ISAVIA.
El lenguaje corporal: ¿qué dice ese gesto?
¿Eres consciente de lo que trasmiten tus posturas, tu aspecto, tu mirada, tus gestos,
tus ademanes?, ¿eres consciente de lo que te transmiten los demás, aunque no siempre
te des cuenta de ello? Analicemos en qué medida, si nos fijamos y conocemos los
códigos del lenguaje corporal, podemos escuchar y conocer mejor a nuestros interlocutores,
así como en qué manera podemos impactar e influir más y mejor con nuestras
ideas y proyectos en los demás.
Hemos oído muchas veces porcentajes, que no siempre coinciden, de cómo nos llegan los mensajes (solo por las palabras respecto a lo que percibimos mediante las posturas y los gestos). En lo que sí coinciden los estudios es que el impacto de la comunicación no verbal es más del doble que el verbal. Sin embargo, nos seguimos empeñando en querer escuchar sólo la palabra, lo escrito, lo verbal, aún sabiendo muchas veces que es lo aparente y que no es necesariamente lo que nos llega, lo que escuchamos de verdad. Esta incoherencia entre lo que escuchamos verbalmente y lo que sentimos, y nos llega de verdad de los otros, así como lo que muchas veces decimos y lo que les llega realmente a los demás, hace que vivamos en un mundo de marcado por la incoherencia y un gran ruido.
Nos estamos relacionando permanentemente con los demás, en el trabajo y en lo personal; lo curioso,
y fascinante a la vez, es saber que la mayoría de esos mensajes permanecen ocultos y sin descifrar realmente… ¡Este es el reto! Curioso, interesante y enigmático: atender para comprender y entendernos mejor con los demás, para ser más eficientes en nuestras relaciones de trabajo. Conocer las claves del lenguaje corporal nos ayudará también a ser más claros y sinceros, más asertivos y empáticos, a mantener relaciones más claras y eficientes. Todo esto siempre que lo hagamos desde la ética de no utilizarlo sólo para manipular y engañar a los demás…
Tomemos conciencia de la relevancia de estar más atentos y ser más hábiles conociendo las claves del lenguaje corporal en roles y profesiones como unos padres, maestros, directivos, vendedores, negociadores, coaches y psicoterapeutas; realmente la utilidad es para todos, ya que estamos permanente relacionándonos con otras personas.
El estudio de la comunicación no verbal viene de antiguo; ya en el antiguo Egipto se catalogaban diferentes formas corporales y de la cabeza; Homero, Pitágoras, Platón y Aristóteles ya indicaban que existía una relación clara entre la constitución física de una persona y su temperamento. La clasificación del médico griego Hipócrates ha servido de base a modernos y contrastados modelos, como la bioenergética o la morfopsicología. Antropólogos, psiquiatras y especialmente psicólogos se han ocupado durante las últimas décadas de dar evidencia empírica de las características psicológicas de las personas en función a sus biotipos y constitución física, así como las diferencias entre culturas.
Conocer las claves del lenguaje corporal nos ayudará también a ser más claros y
sinceros, más asertivos y empáticos, a mantener relaciones más claras y eficientes.
La morfopsicología, por ejemplo, nos permite llevar a cabo análisis precisos interpretando los rasgos
de la personalidad en el rostro. La cara es la zona de nuestro cuerpo donde se concentra toda nuestra
percepción del mundo exterior y es también el “espejo del alma”. El rostro de una persona es, por tanto, su fenotipo y la define psicológicamente. La dilatación-contracción muscular, la distribución y tamaño de los ojos, nariz y boca, la protusión-retracción de barbilla, pómulos y frente, el tamaño relativo entre la zona superior (racional), central (emocional) e inferior (instintiva), entre otros aspectos, definen muchos rasgos y tendencias psicológicas definidas por su estructura facial.
Además de la predisposición genética y la herencia, la vida que llevemos moldea nuestro cuerpo que es reflejo de ese estilo de vida (alimentación, ejercicio, tipo de trabajo, nivel de estrés, descanso), así como de los accidentes y emociones fuertes y sostenidas que hayamos tenido (las cuales dejan desde brechas y heridas en nuestra piel hasta arrugas, marcas y posturas y una forma de andar características).
En los años 70, varios psicólogos norteamericanos renuevan la fascinación por la comunicación no verbal. Flora Davis nos introduce en un mundo que todos sospechamos que existe, pero pocos conocen o investigan. Para Davis el lenguaje no verbal es un conjunto de actitudes, gestos, posturas, movimientos, la mayor parte de ellos casi imperceptibles, que emitimos de manera inconsciente y captamos también sin la intervención de la consciencia. Cada gesto, cada postura, la ropa que utilizamos, el coche que compramos, forman parte de nuestro lenguaje, dicen algo de nosotros, aunque estamos muy lejos de conocer todo el significado.
El análisis de las emociones, a través del rostro principalmente, ha sido otro de los grandes campos
de estudio dentro de la comunicación no verbal o lenguaje corporal. Paul Ekman, por su parte, encontró que las expresiones faciales de las emociones no son determinadas culturalmente, sino que son más bien universales y tienen, por consiguiente, un origen biológico, tal como planteaba la hipótesis de Charles Darwin. La psicóloga Kasia Wezowski acaba de publicar varios artículos con evidencia empírica, de un repertorio de micro expresiones faciales asociados a emociones. Imaginemos el alto valor que conocer y observar estas micro expresiones puede tener para vendedores, negociadores, seleccionadores de personal, maestros, padres, directivos y responsables
de equipos, etc.
Ojalá la nueva acogida que están teniendo la comunicación no verbal o lenguaje corporal, la morfopsicología y las micro expresiones emocionales vengan para quedarse. Está claro que el lenguaje no es sólo lo que decimos, es principalmente cómo lo que decimos y lo que, en el fondo, nos llega de los demás. Estamos hablando de intenciones, de necesidades y deseos, de sensaciones y emociones; estos aspectos no tan racionales son los verdaderos ingredientes de la comunicación. Rompamos de una vez por todas las dicotomías racional-emocional, verbal-no verbal. Al final la comunicación engloba e integra ambas dimensiones: no podemos comunicarnos sin emociones, ni podemos emocionarnos sin comunicarlo. Apostemos por una comunicación más integral, auténtica y completa, rica en todas sus dimensiones: la verbal, la corporal, la gestual, la emocional, la racional, la escrita, la sonora, etc.
Podéis seguir a Ovidio Peñalver en a @ovidioisavia o visitar su web http://isavia.com/. Y, como siempre, nosotros estamos en http://tools4s.es/
Etiquetas: Microexpresiones faciales, Psicología laboral, Comportamiento