El cine es, en teoría, un reflejo de la sociedad y la calidad humana. Aunque, siendo honestos, la mayoría de comedias románticas no reflejan el amor real, ni las películas de acción presentan escenarios físicamente posibles, de vez en cuando, el séptimo arte da en el clave en sus retratos.
Las películas sobre negocios no son demasiado abundantes por no ser de una temática especialmente «taquillera» pero en un siglo de cine ha habido unas cuantas que son obras maestras en su género.
Hoy recomendamos diez filmes, seleccionados por expertos de la revista Forbes, que muestran lo mejor y lo peor de los negocios.
1. Ciudadano Kane de Orson Wells (1941)
Considerada por muchos como la mejor película de la historia del cine, Ciudadano Kane cuenta la vida del enigmático magnate de los negocios Charles Foster Kane. El hilo conductor es una investigación que un periodista lleva a cabo para averiguar qué significa la última palabra que el hombre dijo antes de morir: Rosebud. A través de la investigación se ve el proceso de levantar un imperio empresarial y el alto precio de mantenerlo.
El personaje de Kane está basado en el magnate de la premsa William Randolph Hearst, así como en el propio Orson Wells.
2. El Padrino: Segunda Parte de Francis Ford Coppola (1972)
Sin duda la mejor secuela de la historia, esta película es la excepción a la regla de «segundas partes nunca fueron buenas». De hecho, suele considerarse que esta parte de la trilogía es la mejor. El filme narra dos historias de la infame familia Corleone. Por un lado, tenemos a Michael Corleone, interpretado por Al Paccino, que se está adaptando a su rol como nuevo patriarca de la familia. Y por otro, tenemos la infancia y juventud de Vito Corleone, su padre, y la fundación de la familia del crimen en Nueva York. Esta película es el mejor ejemplo cinematográfico del negocio familiar.
3. ¡Qué bello es vivir! de Frank Capra (1946)
Una de las pocas películas que muestra el lado bueno de los negocios, donde los buenos, por una vez, son los que ganan. Es todo un clásico navideño que cuenta la historia de George Bailey, un hombre que siempre tuvo que sacrificar sus sueños y ambiciones por circunstancias ajenas. Sintiéndose desgraciado, el hombre desea morir, pero entonces llega un ángel que le muestra que sería de la vida de sus allegados si él no hubiera existido. Al final, George triunfa y su pequeña empresa sigue a flote. Una gran película para todos aquellos con pequeños y medianos negocios que tienen que competir con los grandes gigantes de su sector.
4. El Padrino de Francis Ford Coppola (1972)
«Le haré una oferta que no podrá rechazar» es una de muchas frases célebres que han pasado a formar parte del conocimiento colectivo. El Padrino narra la historia de la familia Corleone, especialmente, la de Michael, el hijo pródigo que vivía al margen de los negocios de su padre pero que se ve arrastrado al mundo de la mafia para asegurar la seguridad de su familia. Toda una obra maestra sobre las negociaciones, el poder y la confianza.
5. Network, un mundo implacable de Sidney Lumet (1976)
Este filme del brillante Sidney Lumet es una de las mejores descripciones sobre la moralidad y el éxito en el mundo de las telecomunicaciones. La historia se centra en el presentador de noticias que tras ser avisado que pronto perderá su trabajo por falta de audiencia decide usar los pocos minutos en el aire que le quedan para despotricar sobre la vida y la industria televisiva. Irónicamente, su explosiva despedida consigue unas cifras espectaculares que lo convierten en un éxito de la noche a la mañana. Un ejemplo, muy entretenido, sobre el conflicto entre calidad y éxito.
6. El dilema de Michael Mann (1999)
Esta película tiene algunos puntos en común con la anterior y narra la historia de un bioquímico que solía trabajar para una gran tabacalera y que decide explicar en televisión que su empresa empezó a poner una sustancia en su tabaco para hacerlo más adictivo. Una vez más, se trata el tema de la moralidad en los medios de comunicación, pero también toca los conflictos de intereses, así como el poder e influencia de las multinacionales.
7. Éxito a cualquier precio (Glengarry Glen Ross) de James Foley (1992)
Esta película está basada en un obra de teatro escrita por David Mamet que también escribió el guion. Y cuenta las peripecias de los vendedores a comisión. Una inmobiliaria pone un reto a sus empleados: el que más venda, ganará un Cadillac, el segundo, una colección de cuchillos y el último será despedido. A partir de aquí, cada vendedor tiene una respuesta distinta. Unos se tiran de lleno al reto, mientras que otros se resisten a la presión. Todo un clásico para aquellos que se dedican a las ventas.
8. Wall Street de Oliver Stone (1987)
«El dinero lo es todo». Wall Steet es otra de esas películas con citas lapidarias que hemos oído cientos de veces. Cuenta la historia de Gordon Gecko, interpretado por Michael Douglas, un hombre que se deja llevar por el poder de Wall Street hasta convertirse en la peor versión de sí mismo. Al mismo tiempo, tenemos a Bud Fox (Charlie Sheen), un joven con la aspiración seguir los pasos de Gecko pero descubre que su sentido de la ética no es del todo compatible con el modelo de negocios de la bolsa americana.
9. Dos estafadores y una mujer de Barry Levinson (1987)
Esta película es un gran ejemplo de la competitividad en los negocios. Cuenta la historia de dos vendedores a puerta fría, Ernest y Bill, que venden el mismo producto pero que trabajan para empresas competidoras. Ellos demuestran, a pequeña escala, a qué extremos se llega para superar a la competencia en los negocios. El final, aún así, es irónico y satisfactorio a la vez. Ambos pierden sus licencias y deciden que «la unión hace la fuerza».
10. Tiempos modernos de Charlie Chaplin (1936)
Esta película es el retrato de una época ya lejana pero que tiene ideas y pensamientos que siguen siendo tan vigentes hoy como lo fueron ayer. Tiempos Modernos sigue las desventuras de un trabajador durante la época de la Gran Depresión, cuando la mecanización y el trabajo en cadena sacudieron todos los paradigmas anteriores y obligaron a la gente a hacer un cambio de mentalidad completo. Como decía Darwin «Adaptarse o morir». No negaréis que esta idea nos resuelta algo familiar…
Es el momento de ir a hacer palomitas al microondas y disfrutar de unas cuantas horas de buen cine. Después de todo, es por trabajo.